El paramo es una formación vegetal alto-montana, heterogénea,
herbácea y generalmente desarbolada o con doseles abiertos de pequeños arboles
tupidos (Kappelle & Peterson 2005). Estas “sabanas de altura” se desarrollan
en regiones por encima de los 3 000 metros sobre el nivel del mar. En Costa
Rica este ecosistema se presenta principalmente en la Cordillera de Talamanca,
sobre todo en el macizo del Cerro Chirripó, Cerro de la Muerte, Cerro Kamuk,
Cerro Buenavista y Cerro Vueltas. También se encuentra en las cimas de los
volcanes Irazú y Turrialba (INBio 2011). Presentan
temperaturas entre los 2 y los 30 °C, llegando en ocasiones a temperaturas bajo
cero en las madrugadas. Estos cambios bruscos de hasta 27 °C entre la mínima y
la máxima temperatura en un mismo día, provocan que las plantas y los animales
que allí habitan requieran de modificaciones muy especiales para adaptarse a
esas duras condiciones. La precipitación promedio es de 1200 a 2000 mm (Vargas
1997).
La inaccesibilidad de muchos
sitios de páramo, principalmente en la Cordillera de Talamanca, y el hecho de
que estos ecosistemas no comprendan un área considerable de las zonas
protegidas de Costa Rica, ha influenciado la falta de colecciones biológicas representativas,
y principalmente, los estudios ecológicos de largo plazo. A pesar de estas limitaciones,
es claro que los páramos representan un ecosistema único, que protege una combinación
de especies con adaptaciones en estructura física, fisiológica. Este ecosistema
incluye elementos faunísticos y florísticos cuyas relaciones biogeografías
reflejan la compleja historia geológica y climática de Costa Rica. Aparte de su
clara importancia biológica, el ecosistema de páramo reviste una considerable
importancia práctica y estratégica, pues protege recursos hidrológicos,
genéticos, y culturales de gran valor (Avalos 2005).
Durante el Pleistoceno (La
primera de las dos épocas en que se divide el periodo cuaternario, durante el
pleistoceno apareció el hombre y tuvieron lugar las glaciaciones), el paramo
estuvo bajo la influencia de una serie de glaciaciones, esta dinámica produjo
una fuerte mezcla de géneros de plantas vasculares con una distribución
restringida a las zonas templadas y el neotrópico. Como resultado del
consecuente proceso de especiación, hoy se nota una gran abundancia de especies
endémicas, lo cual contribuye a una única y extraordinaria rica flora. El
páramo se distingue por tener un terreno por lo general raso y desabrigado, con
abundancia de lagos glaciares (remanentes del Pleistoceno) y riachuelos, como
los que se encuentran en los alrededores del Cerro Chirripó. Son parajes fríos,
ventosos, inhóspitos y húmedos.
Ubicación del páramo en Costa Rica